Actualizado el jueves, 1 septiembre, 2022
El eje de la teoría del apego está en el impacto emocional de la crianza en el desarrollo personal. Y posteriormente en las relaciones en la vida adulta.
Una parte de los patrones de comportamiento en la vida adulta pueden rastrearse a otras relaciones, principalmente a las relaciones como infantes dependientes de un cuidador principal. Ahí empieza el desarrollo del tipo de apego en adultos que influirá en todas las relaciones sociales. Aquellas referencias de la cultura popular se han explorado en la academia con más profundidad. La teoría del apego puede ayudar a entender el comportamiento propio (particularmente en las relaciones amorosas) y la capacidad de moldearlo cuando se ha vuelto problemático.
De niños al apego en adultos
Una definición simple de la teoría del apego en infantes: propone que antes de relacionarse con el mundo, se necesita de una base emocional sólida a partir de la cual se puede salir a explorar. Los bebés y los niños dependen del cuidado de otros, está claro. Lo que le hace llorar al estar lejos de su madre y la reacción de ella frente al llanto son ejemplos de manifestaciones de ese sistema de apego. Estos tienen una función: el llanto aclara una necesidad que espera una respuesta satisfactoria del cuidado.
Una vez superada la crianza, ese sistema continúa existiendo. Y aunque no es exactamente igual (porque ahora ha sido influido por otras relaciones), guarda una conexión con los primeros años de vida. En ese caso hablaríamos del apego en adultos.
La función del apego en adultos
La conexión tiene una función, se sugiere. Para la pequeña criatura proporciona alimento y protección, y una base de seguridad a partir de la cual puede explorar el mundo. En los cuidadores proporciona la devoción necesaria para atender los minuciosos cuidados de la crianza, principalmente en los primeros años de vida para los humanos y con las exigencias físicas que requiere, particularmente de la madre.
Ya en adultos los efectos de los lazos de apego de la infancia no desaparecen, aunque pueden modificarse, pues incorporan experiencias y relaciones nuevas. Esta teoría a veces ayuda a comprender patrones de comportamiento, reacciones automáticas.
Conocimientos aplicables a la vida personal
En el mundo práctico de la psicología se ha resaltado el potencial que tiene de darle un poco más de control a las personas sobre sus emociones a través del conocimiento de sí. Se sugiere que la teoría de apego ayude a entender patrones a veces problemáticos en los adultos y en sus relaciones.
La evolución nos ha programado para destacar a algunos individuos específicos en nuestras vidas y hacerlos preciosos para nosotros. Hemos sido criados para depender de otro. La necesidad comienza en el útero y termina cuando morimos.
Attached, página 12.
Identificar el tipo: la teoría del apego en adultos
Se propone que todos necesitamos una soporte. E incluso en la vida adulta, el apego continua ejerciendo una función. El 50% de las personas, indica, ha incorporado el apego seguro y lo aprendieron a través de su experiencia en la infancia. Pero puede variar, de hecho cada relación tiene un potencial transformador sobre la «forma de apegarse» a la pareja.
Hay diferentes tipos de apego, aunque varían más o menos de un trabajo a otro. Pero en general se clasifican en tres: seguro, ansioso o evitativo. En el caso del ansioso, se manifiesta una preocupación intensa por miedo al abandono y en el evitativo aparece una sensación de que la relación con otro puede obstruir la libertad personal. Otros proponen agregar una clasificación más: el apego desordenado que puede ser una variación de la mezcla entre las dos.
El sistema de apego: definición, activación o desactivación
El sistema de apego (attachment system) es lo que en este caso el autor usa para hablar de una serie de reacciones y mecanismos que moldean el comportamiento de las personas en ciertas situaciones, que puede ser diferente en cada tipo de apego. Se trata en gran parte de entender el sistema de apego, cómo se activa o desactiva. Y también de notar que pueden aplicarse ciertas «técnicas» para alterar esa reacción, a partir del conocimiento del patrón y la intervención que puede hacer la persona sobre sí.
Si se requiere trabajar sobre un conflicto a través de esta teoría, lo primero que se sugiere es identificar la forma de apego personal y qué comportamientos aparecen frente a los conflictos: ¿hay temor constante por el abandono (ansioso), una sensación de pérdida de la libertad (evitativo)? ¿O existe la creencia «predeterminada» de que el compañero sí estará disponible o receptivo a las necesidades personales?
Entre la ansiedad por la intimidad o la distancia emocional
Se pueden identificar patrones de comportamientos y que, si pueden entenderse, pueden dar algo de control a la sensación de inseguridad que producen. Desde esta perspectiva hay que creer que los vínculos emocionales son partes importantes de la forma en que operamos. Frente a los conflictos, existen reacciones fundamentalmente diferentes, con estrategias opuestas, pero reflejo del mismo sistema.
En este caso un patrón común es un ansioso y un evitativo. Y ambos perfiles tienen comportamientos comunes que responden a una dinámica repetitiva.
Para el ansioso, el conflicto puede detonar preocupaciones muy básicas sobre la sensibilidad de sus parejas a sus necesidades y sobre el rechazo o abandono. Cuando una disputa surge, experimentan muchos pensamientos negativos y reaccionan con comportamiento de protesta con el objetivo de llamar la atención de su compañero. Pueden hacer acusaciones, llorar o dejar de hablarle a su compañero. Con el temor de que su pareja no responderá a sus necesidades, sienten que tienen que dejar una marca para ser escuchados. Su respuesta, aunque a menudo dramática, es usualmente inefectiva.
En unos casos se trata de huir.
Las personas con un estilo de apego evitativo también sienten temor de la posibilidad de que su pareja no esté ahí realmente cuando sea necesario. Sin embargo, para lidiar con esas creencias, adoptan la estrategia contraria: suprimen su necesidad por intimidad al adoptar un aire de independencia defensivo. Cuanto más personal el conflicto, más grande la necesidad de distanciarse de la situación.
Attached, página 77.
¿También se trata de género?
Se advierte también en este libro que no hay diferencias de género que permitan una división de los comportamientos en relación al apego. Se habla de estudios que prueban la existencia de hombres con apego seguro, es decir, que la asociación de la masculinidad con una forma de apego (hombre = estilo de apego evitativo, emocionalmente no disponible) es errónea. Así como lo es la simplificación de la feminidad con el estilo de apego ansioso. Tal vez lo más sorprendente para nosotros, es la afirmación de que «la mayoría de la población (masculina y femenina) es segura» (página 77).
Si opera el género o cómo lo hace, es un tema que requiere mucho más tiempo e investigación. Por un lado diversas publicaciones en medios masivos han indicado por varias décadas la existencia de estereotipos de género, no solo en imágenes sino también en artículos destinados a funcionar como alguna forma de guía sobre cómo ligar o conservar una pareja. También algunos trabajos de investigación, como el de Katie M. Warber, indican la necesidad de explorar el camino que marca el género, aunque originalmente la teoría del apego propone que el estilo de apego no se basa más que en la experiencia. La experiencia en sí está filtrada progresivamente por el género, aunque bastante difícil de definir:
Aunque la idea de las diferencias sexuales en el estilo de apego es contraria al supuesto principal de la teoría (es decir, que las diferencias en el estilo de apego se basan en la experiencia), se han demostrado las diferencias de género en el apego. Diferencias de género en cómo uno percibe que existen diferentes dimensiones vinculadas al apego de las relaciones cercanas, pero a menudo son multifacéticas e impredecibles.
The Relationships among Sex, Gender and Attachment, página 68
Una observación general
No hay forma sencilla de hablar de psicología humana ni es posible marcar mecánicamente asuntos de género. Mucho menos ahora, cuando la tendencia es que las líneas se desvanezcan. De todas formas, del mundo de la investigación se pueden incorporar herramientas útiles para el autoconocimiento. Lo que demanda una tarea algo difícil: hablar de estos temas para un público general y ratificar la importancia de la socialización de lo que se hace en la academia.
*Este artículo es la segunda entrega sobre la teoría de apego.