Eugen Sandow y la invención del hombre musculado

Actualizado el martes, 2 agosto, 2022

Eugen Sandow (1867-1925) es considerado el inventor del fisiculturismo como lo conocemos hoy. En su historia y en su famosa figura se puede seguir la invención de un nuevo modelo de belleza masculina.

La historia de Eugen Sandow

Empezó en un tour con un circo alrededor de Europa durante dos años. Después de la bancarrota del circo, empezó a presentarse en solitario como atracción de vaudeville. También trabajó en Bélgica e Italia como modelo para artistas y escultores. En 1889 se presentó en una competencia pública de «hombres fuertes» en Londres. La victoria lo hizo conocido y gradualmente hizo la transición en su carrera de acróbata a deportista muscular. Para el cambio de siglo, Sandow ya era una estrella internacional que encarnaba un modelo ideal (y más o menos reciente) de belleza masculina: el hombre musculado.

Sandow fue increíblemente exitoso a nivel comercial y tuvo numerosos proyectos: vendía sus fotos como tarjetas que se compraban en los kioskos; tuvo proyectos editoriales: su propia revista (Sandow’s Magazine), libros y sus propios modelos de entrenamiento físico; vendió equipos para entrenar; viajó por diferentes regiones del mundo para protagonizar eventos de asistencia masiva en Europa, Asia y Norteámerica; y fue conocido e incluso admirado por otros personajes públicos de diversos ámbitos de la época.

Tomas Edison hizo un cortometraje de él después de tocar sus músculos. Eduardo, Príncipe de Gales, solicitó su fotografía. Theodore Roosvelt se reunió con él. Sir Arthur Conan Doyle afirmó haber sobrevivido a un accidente de automóvil debido a la forma física adquirida con el entrenamiento muscular prescrito por Sandow. Hay una mención suya en el Ulysses de Joyce y una de las esculturas de Marcel Duchamp recibió su nombre (Sebastian Conrad, Globalizing the Beautiful Body: Eugen Sandow, Bodybuilding, and the Ideal of Muscular Manliness at the Turn of the Twentieth Century).

Pero la fuerza no era lo que distinguía a Sandow de otros hombres fuertes de aquel tiempo. Tuvo, principalmente una estretegia de presentación poderosa que a veces recurría a mecanismos muy sencillos: Por consejo de su manager, a diferencia de otros hombres fuertes, Sandow se presentaba con el el pecho descubierto frente a la audiencia; en sus numerosas sesiones fotográficas también adoptó posturas de obras de arte griegas (lo que lo vinculó más sencillamente con una idea de belleza a través de una iconografía clásica); por otro lado en sus libros exploró discursos sobre el cuerpo más allá de la fuerza: el cuerpo como máquina perfecta; el entrenamiento del cuerpo no como un ejercicio del cuerpo solamente, sino de la mente ligada a ese cuerpo.

Antes de que Sandow saltara a la fama, existía otra forma de belleza masculina y otra aproximación al cuerpo. Y que el fisiculturismo fuera un movimiento posible, y que Sandow se convirtiera en un hombre tan famoso, está ligado a la industrialización y a otros movimientos sociales.

La producción de la belleza masculina

La historia de la belleza humana está en gran parte ligada a la producción. Antes de la explosión industrial, a principios del siglo diecinueve, la belleza masculina encarnaba valores diferentes a los que hicieron famoso a Eugen. Los hombres esbeltos, de pecho modesto y pálidos eran quienes encajaban en el ideal de belleza. Hasta ahora gran parte de la población del planeta se dedicaba al trabajo de la tierra, lo que indicaba también poco tiempo para cultivar el cuerpo. Durante el siglo diecinueve las ciudades y las industrias crecían y con ello cada vez más hombres se unían a la mano de obra. A finales del siglo, no solo habían otras condiciones para el cuerpo en la labor industrial, también un nuevo modelo de belleza.

Eugen Sandow cuenta que no fue siempre una persona fuerte o voluminosa. En sus memorias, Sandow se describió como un niño débil que en cierto punto cambió su nombre y comenzó a hacer ejercicio en el gimnasio local. Aunque algunos autores afirman que la biografía de Sandow en muchas de sus fuentes presenta numerosas contradicciones y no hay en sí una certeza sobre su vida. Esto debido a que el mismo Eugen jugaba con su imagen (y con lo jugoso de presentarse como un hombre originalmente débil que se hizo a sí mismo), siempre teniendo en cuenta la presentación de sí que estaba ligada al éxito comercial de sus proyectos.

Eugen Sandow no era un hombre de letras y se discute sobre los numerosos escritores fantasmas detrás de sus libros. El cultivo del cuerpo tampoco fue una invención suya, sino una actividad con una historia anterior, y la invención del hombre musculado como modelo estético también hizo parte de un sistema de transformaciones económicas e ideológicas.

La invención del hombre musculado

Las exhibiciones de fortaleza física han sido espectáculos comunes a lo largo de la historia, pero desde el siglo XX se presentaba a nivel global el fenómeno del cultivo del cuerpo no como espectáculo aislado. También es importante la referencia a Friedrich Jahn, un instructor y educador físico alemán, detrás de la invención de los gimnasios y de equipos que hoy se usan de forma estandarizada en las prácticas de gimnasia como las barras paralelas, los anillos, la barra de equilibrio, el caballo y la barra horizontal. En 1811 o 1812 (la fecha no aparece muy clara) Jahn abrió su propio gimnasio e influyó en la apertura de otros gimnasios posteriormente en Europa y en Norteamérica. Sandow también asistió a uno de ellos, aunque años más tarde comentaría que en algún punto abandonó ese modelo de entrenamiento.

El cambio en relación al cuerpo es visible a nivel global, en diferentes prácticas, no solo en los gimnasios. Sebastian Conrad da cuenta de una pequeña lista de la historia del deporte en el mundo conectada este cambio global en la forma de entender la identidad masculina, desde diferentes prácticas pero con una idea común de fortaleza y belleza física, y de una identidad colectiva compartida a través de esa forma de entender y usar el cuerpo. Está la modificación del jiu-jitso para la creación del yudo en Japón; En China el llamado a convertir los templos confucianos en lugares de entrenamiento físico a principios del siglo XX; incluso el judaísmo muscular para aportar una figura masculina a una identidad antes al margen de las representaciones de masculinidad.

También está la referencia del cristianismo muscular, un movimiento que promovía el cultivo del cuerpo y la moralidad con el ejercicio físico. Se tenía en mente que el agotamiento que producía evitaba el vicio o la caída en el sensualismo. El «sensualismo», como se interpretaba en ese entonces incluía principalmente dos cosas: la masturbación y la homosexualidad (David. Chapman, Sandow The Magnificent).

La globalización de la belleza masculina

En el cristianismo muscular el atletismo y el puritanismo se unían congregando audiencias que se extendían por el mundo. Pero la extensión masiva de la imagen del hombre musculado se vincula a la figura de Sandow, quien inspiró a numerosos hombres a trabajar en su cuerpo. Una actividad que se propagó también con su imagen a otras regiones del mundo (Australia, Asia, Norteamerica) y que estaba ligada no exclusivamente a Sandow en sí, sino también a las nuevas formas de producción e incluso a la recién invención de la «nación».

Sandow se alimentó de todas estas referencias: a la educación moral, física y a las formas de producción y las críticas a ella y propuso que el entrenamiento del cuerpo ayudaba frente a las presiones de la vida moderna. El agotamiento de la vida de la ciudad tenían un antídoto: la actividad física. Para ello Sandow le pedía a los empleadores tiempo libre para que los trabajadores pudieran dedicarse a ello. Además de presentar un modelo de entrenamiento hablaba no solo de salud física, sino también mano de obra con una disposición más favorable para cumplir con su trabajo.

El cultivo al cuerpo reunió diferentes motivaciones: una forma de maravilla estética, de mejoramiento físico y moral, pero también una modelación colectiva tanto para grupos de trabajadores o para naciones que empezaban a definirse como tal. Todos esos elementos permitieron que los viajes de Sandow a otras regiones fueran posibles y que su trabajo tuviera resonancia en diferentes audiencias fuera de Europa. Eugen Sandow fue una personificación (tal vez la más famosa) de numerosos ejercicios de producción y de identidad que moldearon la belleza masculina y en concreto la figura del hombre musculado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *