Actualizado el lunes, 14 marzo, 2022
Partimos en búsqueda de una definición de sexting y de respuestas a los que se preguntan por esta práctica.
Sexting se refiere al envío de imágenes con contenido erótico en una conversación. Pero tiene el potencial de desecandenar la circulación de las imágenes a otros destinatarios, con otros propósitos y sin el consentimiento de quien ha producido o aparecido en esas imágenes.
Sexting: actividad variable con consecuencias variables
Definir el significado de sexting, en primer lugar, puede traer algunas complicaciones. Se trata de una actividad tan variable como internet, las redes sociales y las dinámicas e intercambios de datos entre individuos. Además, en castellano se nos presenta el problema de la traducción («sexteo»). La dificultad de definir qué es sexting está ejemplificada en los numerosos estudios científicos que parten de aproximaciones diferentes. ¿Consiste en texto, imágenes o vídeo? ¿Se incluyen el formato de los audios en la definición? ¿Se considera sexting si el individuo solo ha recibido el contenido o también si lo ha recibido y reenviado a otras personas sin consentimiento del que lo ha producido?
Un artículo, Sexting y el problema de su definición, analizó dieciocho estudios sobre sexting para aproximarse a una definición y para enumerar una serie de temas a discutir. No es sencillo llegar a consensos, ya que desde el inicio muchos estudios parten de definiciones de sexting diferentes. Se trata entonces del envío de contenido sexual, principalmente texto e imagen. Pero esta definición puede tener varias dimensiones en las que muchos elementos pueden tomarse en cuenta más allá del formato del contenido: los participantes (y sus relaciones sentimentales y sexuales), los modos de transmisión y las consecuencias sociales. Alrededor del sexting se pueden considerar a varios individuos: el que o (1) solo envía contenido, o (2) solo lo recibe, o (3) recibe y envía contenido.
Diferencias en los géneros
No es fácil seguir el rastro de un concepto en evolución y con tantos matices sociales. Pero más allá de una definición algunas generalidades pueden observarse desde lo que las personas reportan en los estudios prácticos. En otro de los estudios publicado en The Journal of Adolescent Health, «Sexting entre adultos jóvenes», las diferencias entre géneros aparecen en relación al número de hombres que reportan haber recibido contenido sexual de terceras personas. En este estudio en particular se reportó que el 40% de los hombres (frente al 24% de las mujeres) informó recibir contenido sexual de segunda mano, y que el 14% de los hombres recibió un mensaje de texto masivo, mientras que solo el 9% de las mujeres reportó lo mismo (pág. 304).
Esto, señalaron, lleva a posibles observaciones: es más probable que los hombres jóvenes reciban un mensaje de texto sin enviar uno. «Estos resultados podrían atribuirse en parte a que los hombres jóvenes reciben fotos que originalmente estaban destinadas a otra persona». Cuando los hombres reciben mensajes sexuales reenviados, es posible que no formen parte de una relación de sexting recíproco y, por lo tanto, no envíen contenido, solo lo reciban (Sexting among Young Adults, pág. 304). También, es más probable que un chico publique el contenido en línea pero que una chica lo envíe directamente a un destinatario (pág. 551).
Disparidad en los juicios
Los riesgos del sexting también varían de acuerdo al género. Las jóvenes son más vulnerables si hay filtración de la información. Y también reportan en mayor porcentaje ser vulnerables si se niegan a practicarlo:
Las jóvenes percibieron más reacciones sociales negativas que sus compañeros hacia el sexteo y también se presentaron menos favorables a practicarlo. Sin embargo, otro estudio demostró que las jóvenes también se podían encontrar con juicios negativos cuando se negaban a sextear, siendo clasificadas como mojigatas o engreídas.
Sexting and the Definition Issue, The Journal of Adolescent Health 551
Sexting: riesgos y consejos
El número de envío de imágenes y vídeos ha incrementado exponencialmente desde el inicio la comercialización de los smartphones. Cada año se ha reportado un crecimiento abrumador en el número de fotos digitales. Los números nos confundirían: 1.4 trillones de imágenes estimadas en 2020, o en otra forma de verlo, si tomara un segundo capturar cada imagen tomaría en total 45.544 años capturarlas.
No es descabellado preguntarse qué pasa con estas imágenes, cómo y qué se comparte. En particular, no es descabellado preguntarse por la fracción de estas imágenes que tiene contenido sexual y lo que a partir de allí se puede desplegar. Frente a la vulnerabilidad de las personas muchos sitios en internet aconsejan simplemente no practicar sexting: «no lo produzcas, no lo transmitas y no lo provoques».
Décalogo del sexting seguro
Por otro lado, una vez advertido que es una actividad digital de alto riesgo, en caso de que no se practique la abstinencia, Pantallas amigas propone un décalogo para practicarlo de forma segura. La guía puede ser particularmente útil para los más jóvenes cuyo descubrimiento personal y social se solapa con las prácticas digitales:
- Asegurarse de conocer de qué se trata el sexting y de los riesgos asociados
- Evaluar el nivel de confiabilidad de la persona con la que se ha planteado compartir el contenido
- Contar con el consentimiento de la otra persona
- Asegurarse de que no hay malware en el móvil, tanto en el de quien va a enviar como el que va a recibir el contenido
- Excluir los detalles que puedan revelar la identidad: rostro, características corporales, ubicación y geolocalización
- Elegir el medio más indicado para enviar el contenido: aplicaciones y sistemas de encriptación de los datos
- Evitar usar redes Wi-Fi publicas durante el intercambio en ambos dispositivos
- Confirmar, en este punto, todos los elementos anteriores
- Eliminar el contenido de los dispositivos y de la nube y pedir al que lo ha recibido que haga lo mismo
